MAYO

Las Alasitas son miniaturas que materializan los deseos en una celebración donde la fe, el trabajo y la esperanza se encuentran.

Son mucho más que pequeñas réplicas de objetos: son símbolos de deseo, prosperidad y sueños por cumplir. Esta tradición altiplánica, profundamente arraigada en regiones como Puno y Juliaca, combina espiritualidad, devoción y acción concreta, recordándonos que soñar también implica compromiso y esfuerzo.

En esta festividad, las personas adquieren miniaturas de aquello que desean conseguir: casas, negocios, vehículos, dinero, títulos profesionales e incluso certificados de matrimonio o divorcio. Se cree que al comprarlas y bendecirlas, se está propiciando su cumplimiento en la vida real.

Cada año, las municipalidades de Puno y Juliaca impulsan esta tradición con lemas inspiradores. Este año, Puno invita a “Soñar en grande”, mientras que Juliaca propone “Que se haga realidad”, destacando la transformación de lo pequeño en grandeza.

Imagen: Post de Facebook de la Municipalidad de Puno.

Pero, son más que amuletos. A diferencia de otros objetos de buena suerte que se guardan y olvidan, las Alasitas se exhiben en lugares visibles del hogar. Son una manifestación constante de nuestros objetivos y un recordatorio diario de que la fe debe ir acompañada de trabajo y constancia.

Foto: Archivo de Wikimedia Commons.

Existen miniaturas para todos los propósitos: salud, amor, abundancia, estudios, viajes, empleo e incluso certificados de matimonio o divorcio. Cada figura representa una aspiración, y adquirirla forma parte de un ritual simbólico cargado de intención. Puedes ver un video muy ilustrativo sobre la fiesta del año 2024 aquí.

Imagen: Captura del video de la youtuber puneña Audra Fenix.

Para los ceramistas de Pucará, las Alasitas no solo tienen un valor espiritual, sino también económico. Esta festividad representa una de las principales oportunidades de venta del año. En sus talleres crean con esmero cocinas en miniatura, ollas, cucharas, toritos, sapos, ekekos y muchos otros elementos cargados de simbolismo.

Foto: Post de Facebook de la Municipalidad de Puno.

Aunque hoy se habla mucho de “manifestar deseos”, la práctica no es nueva. Las Alasitas tienen raíces prehispánicas, relacionadas con las conopas: figuras rituales en su mayoría en forma de plantas y animales asociadas a la fertilidad, la abundancia y los ciclos de la naturaleza. Con la llegada del cristianismo, estas prácticas se integraron en un sincretismo que aún perdura. En Perú, las Alasitas se celebran en mayo, junto con la Fiesta de las Cruces, lo que revela el carácter sincrético de la tradición.

Imagen: Facebook del Museo de Sitio y Santuario Arqueológico de Pachacamac.

Imagen: Web del Museo Chileno de Arte Precolombino.

El Ekeko es el personaje central de esta festividad. Es una figura regordeta y sonriente, representa la abundancia y la buena fortuna. Se le cuida y se le hacen ofrendas: alimentos, bebidas, y especialmente cigarros, cuyo humo eleva los deseos y los conecta con el plano espiritual.

Foto: Página de Facebook Cerámica Pucará.

La tradición de las Alasitas es tan importante que en 2016, el Ministerio de Cultura del Perú, declaró a las Ferias de Alasitas y Miniaturas del Altiplano de Puno como Patrimonio Cultural de la Nación, reconociéndolas como una expresión viva de religiosidad popular y de constante transformación cultural, fiel reflejo de los anhelos del pueblo.

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